miércoles, octubre 12, 2016


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EL USO DE LOS MILITARES PARA SEGURIDAD INTERIOR

10.10.2016

EL USO DE LOS MILITARES PARA SEGURIDAD INTERIOR 

El pasado día 27 de septiembre se ha celebrado en Bruselas la Mesa Redonda titulada "The use of military forces for internal security" (Uso de las fuerzas militres par la seguridad interna), organizado conjuntamente por la Confederación Europea de Sindicatos Independientes –CESI- y por la Organización Europea de Asociaciones y Sindicatos Militares –EUROMIL-.

AUME acudió como única representante de España, invitada por EUROMIL a través de su experto Miguel López, colaborador habitual para asuntos internacionales. LA reunión comenzó con unas palabras introductorias de Emmanuel Jacob, Presidente de EUROMIL, quien subrayó que las misiones de las Fuerzas Armadas están cambiando su naturaleza debido a la amenaza terrorista, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, lo que produce una línea nebulosa entre la seguridad interna y la externa.

El Secretario General de CESI, Klaus Heeger, puso sobre la mesa, para debate entre los ponentes, cuestiones como "bajo qué condiciones es legal el despliegue de militares dentro del territorio nacional, qué tareas específica deben desempeñar los militares y cuáles no, y si los militares stán formados y equipados para desempeñar tareas policiales". El primero de los ponentes, el coronel Erwin Hoogand, representante del Ministerio de Defensa de los Países Bajos, expuso la situación de su país en el que legalmente la policía puede pedir refuerzos militares contando, además, con una unidad especial de policías militares, aunque no están autorizados para realizar ciertas tareas en las calles, como el arresto o el cacheo salvo en presencia y autorización de un agente de policía.  No existe en su país formación o entrenamiento policial para los militares.

Por pare de Bélgica, el capitán Lars Scraeyen, del Instituto Real superior de la Defensa –IRSD- explicó que los militares belgas pueden ejecutar operaciones en el interior del país para paliar las consecuencias de catástrofes, intencionadas o no, pero no tienen formción ni medios materiales para desempeñar tareas policiales. Actualmente, debido a la evidente insuficiencia de los medios policiales para hacer frente a la amenza terrorista, los militares patrullan por las calles y vigilan los centros neurálgicos de comunicaciones y ciertos edificios vulnerables como embajadas y consulados. El marco legal no contempla estas actuaiones, peroel Gobierno se ha decidido a tomarlas como solución práctica temporal.  Al igual que en los Países Bajos, los militares no están autorizados a realizar cacheos o arrestos. 

Por la Asociación de las Fuerzas Armadas Alemanas –Deutsches Bundeswehr Verband-, su representante Tomas Sohst explicó que en Alemania hay una clara distinción entre seguridad interna y externa. Las fuerzas armadas pueden ser desplegadas legalmente sólo en casos de extrema emergencia. El Libro Blanco de la Defensa 2016 prevé el entrenamiento y formación conjuntas de militares y policías para casos de emergencia. No obstante, mostró su preocupación por una posible sobrerreacción por parte de las fuerzas de seguridad, tal como desearían los terroristas.

El último ponente, Gerrit Sclomach, del Parlamento Europeo, apuntó que la Unión Europea podría jugar un papel crucial como plataforma de intercambio de las mejores prácticas en esta materia, en el que desempeñaría un lugar importante el cruce de datos entre los servicios de inteligencia para crear un frente común a la amenaza terrorista. También, apuntó, que un recurso a tener en cuenta sería la utilización de compañías privadas de seguridad.

Dese AUME trasladamos que, al igual que algunas de las declaraciones citadas anteriormente, la utilización de las fuerza militares para misiones de vigilancia en las calles debe ser restringida en su acción y limitada en el tiempo en casos de extrema emergencia. Nuestras Fuerzas Armadas actúan con ejemplar eficacia en casos de catástrofes y contingencias de origen natural o intencionado, como demuestra desde hace años la Unidad Militar de Emergencia –UME-, que cuenta con profesionales formados especialmente para múltiples tareas de ayuda a la población civil. Pero desplegar nuestras unidades militares en tareas policiales requiere de una formación técnica, precisa y continuada que no se está impartiendo con estos parámetros y puede llevar a crear en la sociedad lo contrario de lo que se pretende: desasosiego y aumento de la sensación de inseguridad. En nuestro país no estamos viviendo actualmente el ambiente rispado y clima de inseguridad que sufren en Francia o Bélgica, pero hemos  aprendido del pasado que, frente al terrorismo, los medios militares no son los más eficaces. Hechos luctuosos como el atentado del 11-M o los años de asesinatos continuados de ETA no se han gestionado con la participación de las fuerzas militares, sino con la actuación principalmente policial. 

El despliegue de soldados en las calles de muchas ciudades europeas, fuertemente equipados y con armamento de guerra, no ha demostrado hasta ahora utilidad y eficacia algunas para la prevención o la lucha contra el terrorismo yihadista. Es también dudoso que su presencia en la vía pública añada un sentimiento de seguridad para los ciudadanos. La opinión pública está dividida sobre la materia y comienza a despuntar ya el debate sobre el riesgo de la estructuración de la presencia militar urbana. Si no conseguimos poner tasa a la utilización de medios militares, los soldados que hoy vemos tratando de disuadir acciones terroristas podrían ser utilizados en un futuro para reprimir manifestaciones, algaradas o tumultos callejeros de cualquier tipo, por el incremento temporal, mientras esta amenaza exista, de la plantilla en las fuerzas y cuerpos de seguridad con la formación especializada necesaria para asegurar la paz y la seguridad en la ciudanía.

Miguel López



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