El espionaje industrial que nadie reconoce
Pese a las graves pérdidas económicas que provoca esta práctica, aún no está claramente tipificada como delito ni es combatida por las grandes empresas afectadas.
Ilustración: Eduardo Salgado
Mucho se habla en México del espionaje a personas públicas y del que realizan las organizaciones criminales para penetrar a la sociedad, para no hablar del que realiza Estados Unidos (EU) o el de las autoridades responsables de ejercer ese tipo de actividades.
Sin embargo, poco se comenta del espionaje industrial y de la deficiente legislación para combatirlo.
Esta práctica no se contempla como un delito, lo que obliga a equipararlo con otros para determinar la tipología penal.
El hecho es que difícilmente llevan a alguien a prisión por el espionaje industrial, delito que anualmente en promedio causa daños por unos 70 mil millones de dólares en todo el mundo, según la revista Forbes.
El Código Penal Federal (CPF) contempla delitos “en materia de vías de comunicación y de correspondencia”, la “revelación de secretos y acceso ilícito a sistemas y equipos de informática”, y las violaciones a la Ley de Propiedad Industrial “en el capítulo de secretos industriales”.
Sobre el espionaje como tal —que sí se castiga en países como EU—, los códigos y leyes mexicanas no mencionan nada.
Alejandro Desfassiaux, presidente del Grupo Multisistemas de Seguridad, una de las empresas dedicadas no sólo a la seguridad privada sino también a analizar el fenómeno de la violencia en México, advierte que en el 2011 el espionaje en el país se duplicó.
Explica que una de cada 10 compañías ha sufrido robo de información, y que este delito presenta una enorme tasa de impunidad, ya que alcanza más de 97 por ciento de delitos sin castigar.
Lo que ocurre con el llamado espionaje industrial es que, en términos reales, se ha traducido en los últimos tres años en pérdidas de alrededor del 35 por ciento de las utilidades en empresas grandes.
Mientras esto sigue ocurriendo, algunas pequeñas y medianas empresas consideran que el espionaje industrial disminuye hasta en un 70 por ciento su valor en el mercado; pero sus dueños no hacen prácticamente nada para combatirlo a fondo con medidas de prevención, lo que se refleja en el robo de secretos, en la sustracción de innovaciones y de estrategias empresariales.
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