1.- Militares y navales siguen adelante con sus agendas anticrimen en más de la mitad del país, llevando adelante sus estrategias en operaciones conjuntas que en realidad son encabezadas por mandos castrenses y marinos.
2.- Para el ejército, los estados de Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Durango y Chihuahua son prioritarios en la contención del fenómeno delictivo de cara a las elecciones federales del 2012, en las que el poder presidencial podría regresar a manos del PRI o encontrar nuevos protagonistas en la eterna izquierda mexicana.
3.- En Coahuila y Durango, el laboratorio militar ha encontrado esquemas de seguridad policial desgastados, ineficaces, incompletos, a modo para que el crimen organizado crezca y controle de diversas maneras sus negocios en un amplio y complejo corredor que atraviesa el país de oriente a poniente.
4.- Personal insuficiente, mal preparado, mal armado, nula o escasamente capacitado y constantemente penetrado por la corrupción del narco han sido las constantes con las que se topan mandos militares en cara región y zona. Esto no es nuevo. Los mandos territoriales conocen a la perfección la naturaleza del fenómeno. Sabían lo que hallarían al asumir el control de determinados cuerpos policiacos.
5.- El escenario para los marinos es similar. En los estados de Tabasco, Veracruz, Campeche y Yucatán, la Marina intenta consolidar su esquema de combate al crimen organizado a partir de operaciones de inteligencia electrónica y de infiltración de elementos en las estructuras delictivas.
6.- El 4 de diciembre de 2011, la Defensa Nacional informó sobre los logros obtenidos en el combate al crimen organizado durante el año. La Marina hizo lo mismo el pasado 24 de enero. Sin embargo, entre cifras, estadísticas y un listado largo de capos, sicarios y operadores detenidos, ninguna de las dos dependencias que encabezan el combate al narco ofreció detalles de sus estrategias para enfrentar a la delincuencia.