domingo, agosto 01, 2010

Tema en Milenio Semanal 666.

Los últimos días de Nacho Coronel
Jorge Alejandro Medellín
Ya iba para afuera, cortando cartucho y brincando entre muebles, entre barandales de madera y sillas rústicas de hierro, gritándole a Irán Quiñónez Gastélum, su escolta, para ubicarlo, para ordenarle que salieran por atrás, pero el hombre encargado de la seguridad personal de Nacho Coronel ya tenía a media docena de militares encima apuntándole a la cara.
Eran poco más de las 13:00 horas cuando el grito de los oficiales se escuchó en la entrada principal de la casa. “¡Ejército mexicano… quieto, no se mueva! ¡Quieto!”, le decían los militares a Quiñónez mientras su jefe, Ignacio Coronel Villarreal, era buscado por cinco elementos de tropa en la estancia de la casa de Colinas de San Javier, sobre la calle de Paseos del Parque.

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