La Barbie narra una historia de traiciones entre los jefes del narcotráfico en México
En un interrogatorio informal en la Policía Federal, Édgar Valdés Villarreal revela que la guerra entre cárteles fue detonada por Joaquín "El Chapo" Guzmán y por Rodolfo Carrillo Fuentes, al violar un pacto de no agresión entre cárteles.
Redacción Ejecentral.com.mx
Édgar Valdés Villarreal, “La Barbie”, comenzó a revelar sus secretos ante las autoridades. Apenas unas horas después de ser detenido por la Policía Federal, describió las razones por las cuales estalló la guerra de los cárteles en México y narró una historia llena de envidias, celos y traiciones.
“La Barbie” habló con personal de la Policía Federal. No sonreía. Parecía intimidado, muy distinto a como se comportó cuando fue presentado ante los medios el martes por la mañana, miraba sin amenazar a su interlocutora y respondió inclusive preguntas que otros criminales prefieren evadir, como cuando aceptó dedicarse al narcotráfico.
Valdés Villarreal recordó la cumbre de jefes del narcotráfico en Cuernavaca a mediados de 2007 con el propósito de llegar a un pacto de no agresión y evitar que se reforzaran los operativos conjuntos militares, que fue registrado en junio de ese año por el diario Dallas Morning News, que mencionaba informaciones de la DEA.
A esa cumbre en Cuernavaca llegaron los líderes del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, Ignacio Coronel y José “El Azul” Esparragosa, al igual que su entonces aliado Arturo Beltrán Leyva.
“La Barbie” no detalló quién estuvo presente por el Cártel del Golfo y de su brazo armado Los Zetas, pero señaló que Vicente Carrillo Fuentes, jefe del Cártel de Juárez, nunca iba a esas reuniones y sólo enviaba representantes. Carrillo Fuentes y Beltrán Leyva, que se conocían desde que ambos trabajaron bajo las órdenes de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, hablaban continuamente por radio, agregó Valdés Villarreal.
En esa reunión, precisó, se acordó que Beltrán Leyva fuera el único que hablara con Los Zetas, de todo el Cártel de Sinaloa, pero “comenzaron las envidias”. No fue un problema entre Sinaloa y el Golfo, indicó “La Barbie”, sino dentro de la propia organización de sinaloenses.
El pacto no fructificó, y la violencia que en junio de ese año venía a la baja, para mediados de julio ya había escalado. Quien rompió el pacto, dijo Valdés Villarreal, fue “El Chapo” Guzmán, en una rivalidad con Beltrán Leyva.
Los hermanos Alfredo y Héctor Beltrán Leyva, el primero subjefe militar en la organización criminal, y el segundo especializado en las finanzas, eran compadres de Guzmán y Zambada. Alfredo, a quien habían responsabilizado por la seguridad de las familias de la llamada Federación en 2001, un cártel de cárteles que aglutinaba a Sinaloa, el del Milenio, los Amezcua y Juárez para enfrentar al Golfo y al Cártel de Tijuana, fue arrestado en enero de 2008.
Arturo Beltrán Leyva siempre responsabilizó a Guzmán y Zambada de haberlo delatado, y los intentos de su hermano Alfredo para que no entrara en conflicto con ellos, fueron inútiles. Las revelaciones de “La Barbie”, aunque el interrogatorio fue informal, permite una introspección para entender qué sucedió en 2007 y 2008 que provocó la guerra de cárteles.
Hasta ahora, la información en poder de las autoridades federales apuntaban a que la traición había provenido de Arturo Beltrán Leyva en contra de sus socios, puesto que el rompimiento con el Cártel de Sinaloa, en la primavera de 2008, había sido precedida por un encuentro en Cuernavaca, en diciembre de 2007, con Heriberto Lazcano, “El Lazca”, jefe de Los Zetas. En realidad, según dijo “La Barbie”, Arturo Beltrán Leyva tenía la autorización y encomienda de hablar con Los Zetas.
“La Barbie” dijo que a la policía que el Cártel del Golfo y Los Zetas cumplieron el pacto con Beltrán Leyva, aunque admitió tener fuertes reservas contra ellos. “Son mugrosos”, dijo, “ni su mamá los quiere”.
Su conflicto con el Cártel de El Golfo, con quien trabajó al iniciar su carrera delictiva en México, fue la razón por la cual, dijo, conoció a Arturo Beltrán Leyva. Según explicó a la policía, lo presentó con él un amigo suyo, el empresario grupero de Nuevo León y ex policía judicial Jaime Valdés, quien ha sido señalado por vínculos con el narcotráfico.
“Dijo que él hablaba con Los Zetas para que no me buscaran”, explicó Valdés Villarreal el inicio de su relación con Beltrán Leyva, “que iba a arreglar una cita con Osiel en Matamoros”. En ese entonces, Osiel Cárdenas, hoy preso en Estados Unidos, era el jefe del Cártel del Golfo y su brazo armado de Los Zetas.
Pero cuando narró el inicio de la guerra entre los cárteles, “La Barbie” insistió en que quienes lo rompieron fueron Guzmán, Zambada y, por otra parte, Carrillo Fuentes.
El Cártel del Golfo y Los Zetas, dijo Valdés Villarreal, sólo querían que les permitieran un paso por Ciudad Juárez, por donde cruza el 70% de la cocaína al mercado estadounidense. Pero se les interpuso, dijo, José Luis Ledezma, apodado “El JL”, responsable de Chihuahua para el Cártel de Juárez, con la autorización de Carrillo Fuentes.
“Consiguieron pelear”, añadió Valdés Villarreal, sin poder explicar claramente el motivo del conflicto. “Así es”, agregó, como si la violencia fuera natural.
Al rechazo del Cártel de Juárez se le añadieron las acciones del Cártel de Sinaloa, en particular de Guzmán, según contó a la policía.
“El Chapo” envió gente y mataba a quienes trabajaban para otros cárteles, reveló Valdés Villarreal, quien dijo que “nunca reconocía que él había sido”.
La guerra comenzó.
De acuerdo con la versión de “La Barbie”, todas esas traiciones provocaron el realineamiento más dinámico y mortífero en la historia del narcotráfico en México.
“La Barbie”, que construyó el ejército de sicarios de Beltrán Leyva –ni se refiere a él en el interrogatorio informal que le hizo la policía, ni le preguntaron sobre el tema-, se quedó del lado de los hermanos, bajo el liderazgo de Arturo.
Sin embargo, Valdés Villarreal sugirió que su relación con Arturo Beltrán Leyva no era tan cercana como la gente piensa. Cercanos a él eran, dijo, Alberto Pineda Villa, alias “El Borrado”, y Mario Pineda Villa, apodado “El MP”, que fueron asesinados en 2009, y que eran los responsables de las operaciones en Morelos y Guerrero.
Los hermanos Pineda Villa, cuya familia fue detenida el año pasado en un operativo en Tepoztlán, Morelos, durante una fiesta, fueron quienes infiltraron a la SIEDO, en lo que se conocería como la “Operación Limpieza”, donde todos los mandos subalternos al entonces procurador Eduardo Medina Mora, tenían que ver con la protección institucional del narco.
A los hermanos Pineda Villa se les adjudica el asesinado del subprocurador contra la Delincuencia Organizada de Morelos, Andrés Dimitriades Juárez, y de haber penetrado toda la estructura policial del gobierno del estado.
“La Barbie” dijo que él no era parte del círculo interno de Beltrán Leyva en términos de hacer trabajos para él. “Fueron como tres los que hice para él”, admitió, al señalar que la mayoría los hacía de manera autónoma, sin jefe, por lo cual estableció una oficina en Panamá y tenía tratos con los narcotraficantes colombianos.
Sin embargo, reconoció que veía “casi a diario” a Arturo Beltrán Leyva, hasta “unos tres o cuatro” meses antes de que muriera en un operativo de comandos de la Marina en Cuernavaca en diciembre pasado. Dijo que la razón por la que se alejó era que lo quería matar, algo que se repetía cada vez que el jefe del cártel “estaba drogado”.
Funcionarios federales dijeron en el momento de la muerte de Beltrán Leyva que en efecto, tenían información que se había vuelto un adicto a las drogas, y que la mayor parte del tiempo estaba drogado.
No obstante, dijo que cuando el operativo de la Marina lo cercó, Beltrán Leyva le habló para pedirle que lo rescatara. En lugar de respaldarlo, indicó “La Barbie”, le recomendó que se entregara.
“Me dijo que no”, recordó en la entrevista, “que iba a pelear. Prefiero morir. No nos vamos a dejar”.
“La Barbie” dijo que Beltrán Leyva le pasó a una de las personas que lo acompañaban en ese momento, a quien no identificó, y que le dijo que el capo no estaba permitiendo que nadie saliera. Por su parte, “no hice nada”.
Héctor Beltrán Leyva lo acusó de haber delatado a su hermano Arturo y comenzó la guerra contra él, al igual que Sergio Villarreal, “El Grande”, responsable de la introducción de la cocaína a Estados Unidos, a quien dejó de ver tras la muerte de Beltrán Leyva.
“La Barbie” admitió que nunca tuvo una buena relación con Héctor Beltrán Leyva, quien estaba asociado a sus compadres de Sinaloa para cazar a Valdés Villarreal. En la misma tesitura se encontraba “El Grande”, a quien se le adjudican los asesinatos de personas que estaban relacionadas con “La Barbie” en Morelos y Guerrero.
Redacción Ejecentral.com.mx
Édgar Valdés Villarreal, “La Barbie”, comenzó a revelar sus secretos ante las autoridades. Apenas unas horas después de ser detenido por la Policía Federal, describió las razones por las cuales estalló la guerra de los cárteles en México y narró una historia llena de envidias, celos y traiciones.
“La Barbie” habló con personal de la Policía Federal. No sonreía. Parecía intimidado, muy distinto a como se comportó cuando fue presentado ante los medios el martes por la mañana, miraba sin amenazar a su interlocutora y respondió inclusive preguntas que otros criminales prefieren evadir, como cuando aceptó dedicarse al narcotráfico.
Valdés Villarreal recordó la cumbre de jefes del narcotráfico en Cuernavaca a mediados de 2007 con el propósito de llegar a un pacto de no agresión y evitar que se reforzaran los operativos conjuntos militares, que fue registrado en junio de ese año por el diario Dallas Morning News, que mencionaba informaciones de la DEA.
A esa cumbre en Cuernavaca llegaron los líderes del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, Ignacio Coronel y José “El Azul” Esparragosa, al igual que su entonces aliado Arturo Beltrán Leyva.
“La Barbie” no detalló quién estuvo presente por el Cártel del Golfo y de su brazo armado Los Zetas, pero señaló que Vicente Carrillo Fuentes, jefe del Cártel de Juárez, nunca iba a esas reuniones y sólo enviaba representantes. Carrillo Fuentes y Beltrán Leyva, que se conocían desde que ambos trabajaron bajo las órdenes de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, hablaban continuamente por radio, agregó Valdés Villarreal.
En esa reunión, precisó, se acordó que Beltrán Leyva fuera el único que hablara con Los Zetas, de todo el Cártel de Sinaloa, pero “comenzaron las envidias”. No fue un problema entre Sinaloa y el Golfo, indicó “La Barbie”, sino dentro de la propia organización de sinaloenses.
El pacto no fructificó, y la violencia que en junio de ese año venía a la baja, para mediados de julio ya había escalado. Quien rompió el pacto, dijo Valdés Villarreal, fue “El Chapo” Guzmán, en una rivalidad con Beltrán Leyva.
Los hermanos Alfredo y Héctor Beltrán Leyva, el primero subjefe militar en la organización criminal, y el segundo especializado en las finanzas, eran compadres de Guzmán y Zambada. Alfredo, a quien habían responsabilizado por la seguridad de las familias de la llamada Federación en 2001, un cártel de cárteles que aglutinaba a Sinaloa, el del Milenio, los Amezcua y Juárez para enfrentar al Golfo y al Cártel de Tijuana, fue arrestado en enero de 2008.
Arturo Beltrán Leyva siempre responsabilizó a Guzmán y Zambada de haberlo delatado, y los intentos de su hermano Alfredo para que no entrara en conflicto con ellos, fueron inútiles. Las revelaciones de “La Barbie”, aunque el interrogatorio fue informal, permite una introspección para entender qué sucedió en 2007 y 2008 que provocó la guerra de cárteles.
Hasta ahora, la información en poder de las autoridades federales apuntaban a que la traición había provenido de Arturo Beltrán Leyva en contra de sus socios, puesto que el rompimiento con el Cártel de Sinaloa, en la primavera de 2008, había sido precedida por un encuentro en Cuernavaca, en diciembre de 2007, con Heriberto Lazcano, “El Lazca”, jefe de Los Zetas. En realidad, según dijo “La Barbie”, Arturo Beltrán Leyva tenía la autorización y encomienda de hablar con Los Zetas.
“La Barbie” dijo que a la policía que el Cártel del Golfo y Los Zetas cumplieron el pacto con Beltrán Leyva, aunque admitió tener fuertes reservas contra ellos. “Son mugrosos”, dijo, “ni su mamá los quiere”.
Su conflicto con el Cártel de El Golfo, con quien trabajó al iniciar su carrera delictiva en México, fue la razón por la cual, dijo, conoció a Arturo Beltrán Leyva. Según explicó a la policía, lo presentó con él un amigo suyo, el empresario grupero de Nuevo León y ex policía judicial Jaime Valdés, quien ha sido señalado por vínculos con el narcotráfico.
“Dijo que él hablaba con Los Zetas para que no me buscaran”, explicó Valdés Villarreal el inicio de su relación con Beltrán Leyva, “que iba a arreglar una cita con Osiel en Matamoros”. En ese entonces, Osiel Cárdenas, hoy preso en Estados Unidos, era el jefe del Cártel del Golfo y su brazo armado de Los Zetas.
Pero cuando narró el inicio de la guerra entre los cárteles, “La Barbie” insistió en que quienes lo rompieron fueron Guzmán, Zambada y, por otra parte, Carrillo Fuentes.
El Cártel del Golfo y Los Zetas, dijo Valdés Villarreal, sólo querían que les permitieran un paso por Ciudad Juárez, por donde cruza el 70% de la cocaína al mercado estadounidense. Pero se les interpuso, dijo, José Luis Ledezma, apodado “El JL”, responsable de Chihuahua para el Cártel de Juárez, con la autorización de Carrillo Fuentes.
“Consiguieron pelear”, añadió Valdés Villarreal, sin poder explicar claramente el motivo del conflicto. “Así es”, agregó, como si la violencia fuera natural.
Al rechazo del Cártel de Juárez se le añadieron las acciones del Cártel de Sinaloa, en particular de Guzmán, según contó a la policía.
“El Chapo” envió gente y mataba a quienes trabajaban para otros cárteles, reveló Valdés Villarreal, quien dijo que “nunca reconocía que él había sido”.
La guerra comenzó.
De acuerdo con la versión de “La Barbie”, todas esas traiciones provocaron el realineamiento más dinámico y mortífero en la historia del narcotráfico en México.
“La Barbie”, que construyó el ejército de sicarios de Beltrán Leyva –ni se refiere a él en el interrogatorio informal que le hizo la policía, ni le preguntaron sobre el tema-, se quedó del lado de los hermanos, bajo el liderazgo de Arturo.
Sin embargo, Valdés Villarreal sugirió que su relación con Arturo Beltrán Leyva no era tan cercana como la gente piensa. Cercanos a él eran, dijo, Alberto Pineda Villa, alias “El Borrado”, y Mario Pineda Villa, apodado “El MP”, que fueron asesinados en 2009, y que eran los responsables de las operaciones en Morelos y Guerrero.
Los hermanos Pineda Villa, cuya familia fue detenida el año pasado en un operativo en Tepoztlán, Morelos, durante una fiesta, fueron quienes infiltraron a la SIEDO, en lo que se conocería como la “Operación Limpieza”, donde todos los mandos subalternos al entonces procurador Eduardo Medina Mora, tenían que ver con la protección institucional del narco.
A los hermanos Pineda Villa se les adjudica el asesinado del subprocurador contra la Delincuencia Organizada de Morelos, Andrés Dimitriades Juárez, y de haber penetrado toda la estructura policial del gobierno del estado.
“La Barbie” dijo que él no era parte del círculo interno de Beltrán Leyva en términos de hacer trabajos para él. “Fueron como tres los que hice para él”, admitió, al señalar que la mayoría los hacía de manera autónoma, sin jefe, por lo cual estableció una oficina en Panamá y tenía tratos con los narcotraficantes colombianos.
Sin embargo, reconoció que veía “casi a diario” a Arturo Beltrán Leyva, hasta “unos tres o cuatro” meses antes de que muriera en un operativo de comandos de la Marina en Cuernavaca en diciembre pasado. Dijo que la razón por la que se alejó era que lo quería matar, algo que se repetía cada vez que el jefe del cártel “estaba drogado”.
Funcionarios federales dijeron en el momento de la muerte de Beltrán Leyva que en efecto, tenían información que se había vuelto un adicto a las drogas, y que la mayor parte del tiempo estaba drogado.
No obstante, dijo que cuando el operativo de la Marina lo cercó, Beltrán Leyva le habló para pedirle que lo rescatara. En lugar de respaldarlo, indicó “La Barbie”, le recomendó que se entregara.
“Me dijo que no”, recordó en la entrevista, “que iba a pelear. Prefiero morir. No nos vamos a dejar”.
“La Barbie” dijo que Beltrán Leyva le pasó a una de las personas que lo acompañaban en ese momento, a quien no identificó, y que le dijo que el capo no estaba permitiendo que nadie saliera. Por su parte, “no hice nada”.
Héctor Beltrán Leyva lo acusó de haber delatado a su hermano Arturo y comenzó la guerra contra él, al igual que Sergio Villarreal, “El Grande”, responsable de la introducción de la cocaína a Estados Unidos, a quien dejó de ver tras la muerte de Beltrán Leyva.
“La Barbie” admitió que nunca tuvo una buena relación con Héctor Beltrán Leyva, quien estaba asociado a sus compadres de Sinaloa para cazar a Valdés Villarreal. En la misma tesitura se encontraba “El Grande”, a quien se le adjudican los asesinatos de personas que estaban relacionadas con “La Barbie” en Morelos y Guerrero.