20 Mar 2012
Jorge Alejandro Medellín
Se adquiere equipo de acuerdo con una planeación de largo plazo que considera las necesidades de seguridad nacional
En el sexenio del presidente Felipe Calderón, la modernización de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) se quedó de nuevo en suspenso, a pesar del reto planteado por la lucha contra el narcotráfico, que obligó a incrementar notablemente el presupuesto para la adquisición de material aéreo, produjo cambios en la manera de comprar aeronaves y modificó el esquema de combate a los cárteles de la droga.
Al mismo tiempo, este contexto reveló las limitaciones con las que sigue operando el Ejército del aire en México, cuyos mandos intentaron, sin éxito, consolidar una modernización que terminó chocando con los escenarios planteados por la lucha antidrogas, que no figuraba en el panorama de la reingeniería militar diseñada en los cuarteles.
En 2007, al inicio del sexenio, el secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván, advirtió a legisladores federales sobre el grave deterioro del material aéreo con el que cuenta la FAM y con el que el gobierno iniciaría la batalla contra el narcotráfico anunciada por el presidente Felipe Calderón.
Más de la mitad de los 427 aparatos con los que contaba la FAM ya habían cumplido su ciclo de vida útil y un 12% más presentaba desgaste y fatiga, y concluiría su tiempo de servicio antes de que terminara el sexenio, adelantaba Galván.
No obstante, y sin entrar en una carrera armamentista a nivel regional –porque el gasto bélico en México es uno de los más bajos del mundo, con menos del 0.7% del PIB nacional–, la FAM ha logrado los cambios suficientes para darle operatividad a sus equipos, considera Íñigo Guevara y Moyano, especialista en comercio internacional de armamento e investigador de la Universidad de Georgetown.
Autor de diversos análisis sobre la venta de armamento, la seguridad nacional y la modernización militar en Latinoamérica, Guevara señala en entrevista que el sexenio calderonista ha sido también el de la modernización de la Fuerza Aérea Mexicana, pero con matices que se deben precisar.
“Definitivamente (las Fuerzas Armadas mexicanas) viven una etapa de modernización. El cambio más sustancial viene de la decisión por adquirir equipo de acuerdo a una planeación a largo plazo que contempla las necesidades actuales de seguridad nacional, dominadas por la guerra contra el crimen organizado”, indica.
Además, el cambio en las Fuerzas Armadas, y en particular en la FAM, pasa por la mejora de sus capacidades en labores tradicionales de defensa, que incluyen la implementación del Plan DN-III-E y otras medidas para la protección y auxilio de la población civil, explica.
Íñigo Guevara enfatiza que la compra de equipo nuevo no es el único cambio que se observa en la Fuerza Aérea Mexicana, en la que es innegable “el espíritu de renovación”.
A esta dinámica hay que sumar también la política de adquisición de equipo, ya que en este sexenio se exploraron mecanismos de compra a través del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), indica.
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