lunes, noviembre 10, 2008

De tristezas y traiciones...

¿Cómo despertar de la pesadilla?, se pregunta Juan Ramón Santiago, hijo del ex subprocurador de la PGR.

 

JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN

Los últimos días de José Luis Santiago Vasconcelos fueron de tristeza, de cierto dolor por la "traición" de uno de sus ex colaboradores en la  Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).

El descubrimiento y la certeza de esa traición iban en contra de sus ideales de lucha y de su objetivo de ver a largo plazo a un México mejor, libre del mal del narcotráfico.

De estas cosas hablaba con su familia, en especial con Juan Ramón, el mayor de sus hijos. Esa tristeza le acompañó hasta el último momento, en los minutos de desazón en los que el jet en que viajaba con otros funcionarios federales se desplomó sobre la ciudad de México.

Son poco más de las cinco de la tarde del viernes 7 de noviembre. En el Salón Independencia de la PGR, sobre la avenida Reforma, los amigos, familiares y funcionarios que trabajaron de cerca con Vasconcelos se reúnen para decirle adiós en la intimidad, para despedirse y brindarle un recuerdo, un reconocimiento y un aplauso.

Eduardo Medina Mora, procurador general, está acompañado por Juan Ramón Santiago Sánchez, hijo de Vasconcelos. Entre los dos reposa la urna de roble que en tonos rojizos contiene las cenizas del ex subprocurador.

Medina Mora es el primero en hablar, el primero en recordar a "Pepe", al "manito" al "hermanito", como le llamaban y les llamaba él a sus cercanos, a sus conocidos, a los de confianza.

En su nueva encomienda profesional, Pepe detentó la responsabilidad de consolidar la reforma constitucional más importante de los últimos 100 años en materia jurídica, explicaba el procurador en una sala colmada.

Luego, Juan Ramón habló durante seis minutos de su padre, de la dolorosa forma en que se enteró de la tragedia, de la pesadilla en que se convirtió en segundos la vida y de las traiciones que sembraron la tristeza y el dolor en José Luis Santiago Vasconcelos.

En los últimos días, "estuvo sumamente triste por lo que consideró una traición de algunos de sus ex colaboradores. Al final de cuentas, él nunca quiso estar en una situación en al que se sintiera mal".

Espero que en algún momento todo esto se aclare y sea como despertar de una pesadilla, decía Juan Ramón. Su ausencia no es más que aparente ya, porque tendrá en mi mente y en la de mi familia un legado, dice.

Juan Ramón Santiago agradece a la PGR y los amigos de su padre, pero de manera muy especial al Ejército Mexicano por su apoyo, por el reconocimiento y por haber acompañado al ex subprocurador hasta el final de sus días como ariete de la lucha contra los cárteles de la droga.

"Sin la pasión y el talento que demostró mi padre, no se llega nunca a ningún lugar", concluyó su hijo para despedirse de él y de los asistentes a una PGR extremada en medidas de seguridad, porque las amenazas contra su gente y contra quienes pertenecieron a ella, no han cesado.




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