martes, abril 20, 2010

Columna DE ORDEN SUPERIOR.

FBI y Sedena, a coordinarse…Luz verde a Policía Unificada
JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN
April 20, 2010
— 12:00 am
La inteligencia militar y policial mexicanas tienen poco qué presumir o de qué regodearse ante sus pares de los Estados Unidos.
En los últimos dos meses, sendos ataques armados al Consulado norteamericano en Ciudad Juárez y en Nuevo Laredo, Tamaulipas, se sumaron al secuestro y posterior liberación de una mujer emparentada con un funcionario estadunidense en Texas.
La violencia sigue galopante en Ciudad Juárez y es aderezada con declaraciones del Buró Federal de Inteligencia (FBI) norteamericano, de la DEA y del EPIC (El Paso Intelligence Center), señalando que finalmente, tras dos años de lucha continua, el cartel que encabeza Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, había logrado quedarse con ese punto estratégico, eliminando y desplazando a los sicarios y operadores de Vicente Carrillo Leyva.
Las declaraciones de sus voceros hechas la agencia de noticias AP, fueron los últimos clavos de un ataúd en el que aparentemente quedarán bajo tierra la descoordinación y la desconfianza ancestral (y mutua) entre los militares mexicanos y al menos dos de las principales agencias de seguridad de los Estados Unidos.
Además de la SIEDO, también el CENAPI, el CISEN y la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) han trabajado en grupos especiales con oficiales de la ATF y del ICE en Michoacán, en Guerrero, en Colima, en Oaxaca, en Guanajuato, Morelos, Puebla y en Sinaloa y Chihuahua.
Ahora el FBI se sumará a esta dinámica que buscará frenar por etapas la ola delictiva en la frontera norte y al mismo tiempo ir desactivando focos rojos encendidos en Morelos, en Guerrero, en el estado de México, en Veracruz y en Nuevo León por el refuego de la guerra de exterminio entre cárteles.
En la Sedena, el general Galván analiza con sus asesores los planteamientos y los escenarios de riesgo al compartir más información sensible con instancias como el FBI. Hay reticencia en los militares mexicanos, sabedores de que una relación más estrecha con sus pares norteamericanos hará cada más difícil quitárselos de encima, con la presión que ello implica.
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