Abismos… Del cielo a la misión
Jorge Alejandro Medellín
1.- El quiebre del aparato de inteligencia del Estado mexicano, del gobierno panista de Felipe Calderón Hinojosa, es irreversible.
Su ominoso desgaste abre flancos fácilmente penetrables por los cuatro costados del edificio que alguna vez intentaron erigir sólido el presidente del empleo y sus inoperantes e incapaces colaboradores.
2.- Si bien la erosión no es completamente atribuible al mandatario, sí queda claro que su escandalosa incapacidad, su falta de visión y de personalidad como estadista agudizaron a extremos aún no vistos el panorama de la inseguridad pública en el país.
3.- Calderón se lanzó a una lucha antidrogas con miras, objetivos, metas y resultados esperados que jamás iba a alcanzar, por varias razones: no contó nunca con el aparato judicial confiable, transparente (hasta donde se puede tener un aparato judicial creíble y honesto) y saneado para ir contra los carteles de la droga.
No desarrolló, a la par de la lucha represiva, militarista y policiaca, los mecanismos de atención y prevención a las adicciones que le hubieran permitido tener una base social y el apoyo necesario para llevar adelante cambios y reformas, para abrir la clase de frentes de batalla en los que nos e usan balas, granadas o lanzacohetes para asediar el negocio del narco.
Mucho menos tuvo consensos y simpatías populares para ir arropado y lanzarse y lanzar a los mexicanos a un campo de batalla sin un verdadero plan de operaciones.
Por eso la debacle parece más cercana que la victoria.
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