lunes, agosto 26, 2013



Final del Triangular Ejército-Fuerza Aérea-Marina
 


Jorge Alejandro Medellín
     México, D.F. .- Y retembló en sus centros la tierra. Cuatro veces, cuatro. El equipo del Ejército fue, al final, mucha y muy experimentada pieza para sus rivales de la Marina, menos conjuntados y con poco fogueo (cuatro meses de selección y trabajo) en comparación con la oncena militar, que llegó a la final con un año y ocho meses de selección y entrenamiento, con jugadores más jóvenes y fogueados, con el Primer Lugar Juvenil de la Copa Temlex 2012 y con antecedentes inmediatos de superioridad sobre los navales (una victoria de 5-0 y un empate a 2 en el tornero triangular).
     En un juego abierto, pleno de entrega en busca del gol, sin escatimarle nada al contrario o al público, marinos y soldados se brindaron con todo, especialmente en los primeros 45 minutos, lapso en el que igualaron fuerzas y tuvieron sus chances de abrir la portería del otro, sobre todo los navales, plantados por lo menos tres veces frente al portero Fiesco (1).
     Los marinos tuvieron las mejores posibilidades en las intentonas de Camarillo (14), Díaz (11) -bautizado por los cronistas de TV Azteca como El Hulk marino- y Zavala (15), quienes hicieron pasear el balón ante la portería descubierta del Ejército sin poder anidarla.
     Los dos equipos mantuvieron una dinámica de lucha constante en todo el terreno. Los desbordes, los centros venenosos al área contraria, los disparos de media distancia con dirección a gol y las triangulaciones para rebasar la línea defensiva aparecieron en todo momento.
     Fueron el orgullo y la disciplina los motores del buen espectáculo que sorprendió a todos los que pensaron que el juego sería enjundioso pero poco brillante. Nada de eso.
     Marina y Ejército fueron una gratísima sorpresa por la entrega, por el pundonor y por el buen  nivel de juego exhibido; por la idea y los recursos mostrados por varios jugadores de ambos equipos que muchos profesionales -con sueldos millonarios- no son capaces de enseñar.
     Pero conforme pasaron los minutos se fueron evidenciando la superioridad de los verdes, su mejor conjunción y adaptación a las circunstancias y, sobre todo, la resistencia física y mental para superar al rival y abrumarlo con todo en cuatro ocasiones sin desperdicio.
     La primera con trallazo pegado al poste que inauguró la goleada; la segunda, con un desafortunado autogol cuando mejor jugaban "los blancos"; la tercera, en el desconcierto y el desgaste naval ante el empuje y el desborde de "los verdes", que salieron al segundo tiempo decididos a llevarse el triunfo, y la cuarta, en la debacle y el derrumbe marinero que su guardameta, el portentoso Edgar Lozano, ya no pudo detener pese a ser el mejor jugador de la Marina sobre el terreno.
   Desgastados y desubicados, los marinos no supieron en el segundo tiempo quitarle al balón a los verdes. El juego se inclinó muy rápido hacia los del Ejército. El desgaste físico de los marinos creció con el desgaste anímico, porque cuando mejor jugaban los de blanco y azul, la mala fortuna decidió convertir el área chica naval en cabeza de playa para los soldados.
     El verdugo militar fue Eduardo Duarte (10), que en dos ocasiones penetró el marco de Edgar Lozano.La primera fue al minuto 15 del segundo tiempo, con un trallazo de derecha que se abrió hacia el poste derecho del portero naval.
     Minutos más tarde, el defensa marino Armando Ábrego (17) intentó cortar un centro al área grande pero acabó rebanando el balón para enviarlo a su portería justo cuando Lozano iniciaba la salida para buscar también quedarse con el esférico. El rebane lo tomó por sorpresa yendo hacia adelante y aunque rehizo el camino para evitar el gol, solo logró manotear la pelota para que entrara por segunda ocasión a las redes.
     Sabedores de que estaban en el momento de golpeo sicológico para aumentar la ventaja, los soldados se volcaron sobre la portería de Edgar Lozano quien aguantó lo que pudo pero no logró contener la ofensiva sólida de los verdes.
     Eduardo Duarte (10) penetró la defensiva marina en una acción por el costado izquierdo de la portería naval a la que no llegó porque una zancadilla le cortó el avance. Penalty. El tiro fue cobrado con precisión por Venancio Sánchez, quien entró de cambio en la segunda parte.
     Los secretarios de la Defensa y de Marina, Salvador Cienfuegos Zepeda y Francisco Soberón Sanz, vestidos de civil, ambos con gorras -el almirante con una del Buque PO-102 ARM Sonora, y el general con una alusiva al centenario del Ejército, observaban el juego desde la tribuna. El almirante, sonriente, animado. El general, muy serio.
     Pero la impostura de Cienfuegos no duró mucho, porque en cada gol sus muchachos le plantaban cara y sonrisa y saludo marcial para decirle que le estaban cumpliendo a modo. El tercero y cuarto goles fueron festejados por el general de pie, sonriente y con aplauso de cuatro estrellas.
    De ahí en adelante, sin bajar los brazos pero también sin orden ni contundencia, los marinos buscaron el gol de la honrilla mediante disparos lejanos, centros al área chica y jugadas personales que no terminaron en las redes del Ejército.
     El cuarto gol de los militares cayó cerca del final, en una jugada en la que el balón recorrió la banda izquierda de a ofensiva militar, cruzó el medio campo y llegó a los botines de... Duarte, que entrando al área grande cruzó con derechazo el tiro para vencer por última vez al heroico Edgar Lozano.
     Con el casco perforado , al agua reventando quillas y cuadernas, la desazón marinera era inevitable y el primero en descubrir a la Virgen oculta era el defensa de autogol, luego el segundo maestre que cometió el penalti y después los delanteros Camarillo, Díaz y Zavala, que fallaron las que pudieron en el primer tiempo. Pero nadie abandonó la nave.
     Silbatazo final antes de que un quinto gol hubiera convertido la entrega en caricatura. Fiesta en grande, con desfile aéreo, bandas de guerra, el ole en las tribunas y la promesa de una revancha para los navales, porque desde ahora el torneo triangular se celebrará cada año para mostrar la unidad y el espíritu de las fuerzas armadas mexicanas, según lo anunciado por Marina y Sedena.