miércoles, agosto 06, 2008

Reestructura Sedena entrenamiento de GAFES.

Fotos tomadas de la Revista del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. Epoca IV. ño 101, diciembre de 2007.

Fotos tomadas de la Revista del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. Epoca IV. ño 101, diciembre de 2007.



Fotos tomadas de la Revista del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. Epoca IV. ño 101, diciembre de 2007.

ACABAR CON "ZETAS" Y CON SICARIOS DE "LA FAMILIA", EL OBJETIVO.

JORGE ALEJANDRO MEDELLIN

El alto mando del Ejército Mexicano ordenó reforzar las capacidades operativas y logísticas del Cuerpo de Fuerzas Especiales mediante cursos de adiestramiento en los que los militares fueron especializados en caída libre militar y operaciones de intervención aeromóvil.
Los cursos fueron redireccionados para especializar a las aerotropas de la Brigada de Fusileros Paracaidistas en operaciones contra sicarios como los Zetas (Tamaulipas), la Familia (Michoacán), los Pelones (Sinaloa) y los Halcones (Chihuahua, contra quienes van dirigidas una parte de los operativos conjuntos en el norte del país.
Fuentes militares indicaron a EL UNIVERSAL que la primera fase de estos cursos se dio del 10 al 13 de diciembre de 2007 en el Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales, en Temamatla, Estado de México, y continuó desde febrero de este año en tres escalones (niveles) en la Base Aérea Militar Número 7 (en Pie de la Cuesta, Guerrero) y en la Base Aérea Militar de Zapopan, Jalisco.
En ese lugar, las células de las Fuerzas Especiales efectuaron ejercicios de salto nocturno, liberación de rehenes, toma de inmuebles en zonas urbanas y enfrentamientos contra grupos armados de más de 10 personas.
Las fuentes consultadas recordaron que desde abril de 2007, las Fuerzas Especiales de la Brigada de Fusileros Paracaidistas dejaron de pertenecer al Cuerpo de Fuerzas Especiales y han pasado a formar parte, operativa y administrativamente, del mando de la Brigada, cuyo comandante es el general Brigadier Pedro Escalera Cobián.
A finales de 2007, el alto mando recibió un diagnóstico detallado sobre las capacidades operativas de las Fuerzas Especiales e el que se señalaban que éstas no se encontraban bien capacitadas para ejecutar misiones específicas, ya que carecían de la preparación necesaria para enfrentar escenarios de inserción aeromóvil y sobre todo que requerían un alto entrenamiento para enfrentar un poder de fuego de los carteles de la droga que podría ser superior al enfrentado en otros momentos.
La primera fase se completó con dificultades, ya que los ejercicios de inserción aeromóvil fueron interrumpidos en un inicio por las inundaciones en Tabasco y posteriormente en otros puntos del país.
Las Fuerzas Especiales integradas a la Brigada de Fusileros Paracaidistas, fueron enviadas a los operativos cejuntos Chihuahua y Culiacán para enfrentar a sicarios fuertemente armados y para encabezar las operaciones de inserción en contra de células de sicarios integradas por ex militares (desertores o que pidieron su baja) que, de acuerdo con los datos de las Secciones Segunda (Inteligencia) y Séptima (Operaciones Contra el Narcotráfico) del Ejército, tienen gran movilidad, se desplazan en grupos no mayores de diez elementos y han aumentado su capacidad en el manejo de armas de alto poder.