
Justicia Militar, los renglones torcidos…
JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN
October 22, 2009— 12:00 am
Hace casi seis años, en noviembre de 2003, la opinión pública conoció uno de los más escandalosos y turbios casos de violencia entre militares, que derivó en la muerte del Coronel de Caballería SALVADOR JUÁREZ VILLA a manos del Subteniente de Caballería HERÓN VARELA FLORES.
El viernes 14 de ese mes el Subteniente fue condenado a la pena de muerte por el Tercer Consejo de Guerra Ordinario que lo encontró culpable del asesinato de su superior, ocurrido el 14 de febrero de ese año en el comedor del 20 Regimiento de Caballería de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Bastaron sólo 10 horas, tres recesos, trece testigos, un careo y los alegatos del acusado y del Ministerio Público Militar para iniciar y concluir en un mismo día el Consejo en contra del Subteniente de 23 años de edad, quien en todo momento alegó ante sus superiores el hostigamiento y los abusos en su contra por parte del Teniente NICOLÁS ANTELE PUCHETA.
A ello se sumó la presión del Coronel y de otros Oficiales y Jefes, que derivaron en 24 boletas de arresto y 99 días de reclusión en el Regimiento por toda clase de faltas.
El día en que se cometió el asesinato, HERÓN VARELA era una olla de presión a punto de estallar.
Hace casi seis años, en noviembre de 2003, la opinión pública conoció uno de los más escandalosos y turbios casos de violencia entre militares, que derivó en la muerte del Coronel de Caballería SALVADOR JUÁREZ VILLA a manos del Subteniente de Caballería HERÓN VARELA FLORES.
El viernes 14 de ese mes el Subteniente fue condenado a la pena de muerte por el Tercer Consejo de Guerra Ordinario que lo encontró culpable del asesinato de su superior, ocurrido el 14 de febrero de ese año en el comedor del 20 Regimiento de Caballería de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Bastaron sólo 10 horas, tres recesos, trece testigos, un careo y los alegatos del acusado y del Ministerio Público Militar para iniciar y concluir en un mismo día el Consejo en contra del Subteniente de 23 años de edad, quien en todo momento alegó ante sus superiores el hostigamiento y los abusos en su contra por parte del Teniente NICOLÁS ANTELE PUCHETA.
A ello se sumó la presión del Coronel y de otros Oficiales y Jefes, que derivaron en 24 boletas de arresto y 99 días de reclusión en el Regimiento por toda clase de faltas.
El día en que se cometió el asesinato, HERÓN VARELA era una olla de presión a punto de estallar.