Tema en Milenio Semanal Num. 718.
El Diego y las mil 500 formas de morir en Chihuahua
Jorge Alejandro Medellín
La sangrienta historia criminal de uno de los peores homicidas del cártel de Juárez revela el grado de penetración y control de la estructura policiaca al que puede llegar el crimen organizado.
José Antonio Acosta Hernández, El Diego, jefe de La Línea, brazo del cártel de Ciudad Juárez en esa urbe de Chihuahua, desarrolló carreras paralelas en la entidad: creció como policía judicial y de investigación al tiempo que se encumbraba en la estructura del crimen organizado bajo las órdenes de Vicente Carrillo Fuentes.
Su carrera fue meteórica en la extinta Policía Judicial del Estado (PJE) y sólida en las filas del narco. Su ascenso en ambos mundos, desde 1999 hasta fines de 2007, ocurrió en los sexenios panistas del cambio.
Un año antes de que Vicente Fox llegara al poder, El Diego ingresó a la entonces PJE —hoy Policía Estatal de Investigación (PEI)—, donde fue ocupando posiciones y comandancias clave para cimentar la estructura operativa del cártel de Juárez en la frontera con Estados Unidos (EU).
Entre ese año y julio de 2007, cuando se dio de baja para evitar ser sometido a los exámenes de control de confianza, Acosta Hernández escaló niveles y llegó a posiciones vitales tanto en el mundo legal de las fuerzas policiacas de Chihuahua como en el violento submundo del crimen organizado.