Jorge Alejandro Medellín
Las parejas de los soldados encargados de enfrentar al crimen organizado pasan preocupación y angustia ante la suerte de sus compañeros. Para aliviar un poco la situación, han creado un grupo en Facebook donde comparten experiencias.
“Lo peor es la soledad y el no saber nada de tu pareja, no poder llamarle para saludar o escuchar que está bien, que no hay problema, que no hay de qué preocuparse y que a lo mejor regresará pronto.
"Quizá alguna llamada nocturna si el mando le da permiso de comunicarse luego de un operativo, una guardia o una práctica de adiestramiento. Y nada de fotos —ya no los dejan usar celulares con cámara—, porque los narcos podrían darse cuenta de en dónde andan o qué tipo de operación hacen.
"Así que de nuestra gente no sabemos nada sino hasta que regresan de donde los hayan mandado a combatir a los narcos. Las que tienen a sus esposos o novios en zonas militares cercanas al Distrito Federal son más afortunadas ya que es menos problemático ir a verlos, y aun así la visita dura sólo unos minutos y ya.
"Hay que cuidarse y cuidarlos, porque esta gente (los narcotraficantes) anda en todos lados, se mete en todo y ha habido ocasiones en que logran inmiscuirse".
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